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Referéndum revocatorio: 7 conclusiones (hasta ahora)

Alejandro Garcia Magos

Hasta ahora, estos son las siete conclusiones esenciales del ejercicio de revocación de mandato que se llevó a cabo en México el pasado 10 de abril.

  1. El voto duro del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y su partido, MORENA, ronda los 15 millones de votos.  La cifra equivale al 16 por ciento del padrón electoral, y se puede interpretar también como una medida de la capacidad del oficialismo de movilizar su voto. No es una cifra despreciable ni mucho menos, pero tampoco habla de un presidente imbatible.
  2. Las divisiones regionales en el continuo derecha e izquierda regresan a la política partidista.  El sistema partidista tripartito que existió en México entre 1991 y 2018 conformado por el PAN-PRI-PRD, logró exitosamente articular las divisiones regionales e ideológicas de un país tan grande como el nuestro. En ese sistema los estados del norte y centro votaban mayoritariamente por el centrista PRI y el derechista PAN, y los estados del sur (con la notable excepción de Yucatán) por el izquierdista PRD. La elección de 2018 oscureció estas divisiones, que volvieron a manifestarse claramente en la consulta: fueron los estados del sur los que más participaron y los que registraron mayores votos a favor de AMLO (Tabasco, Chiapas, Veracruz, Campeche).
  3. El voto anti-AMLO no mordió el anzuelo y se quedó en su casa.  Si el oficialismo esperaba que la oposición iba a legitimar el ejercicio con su participación, se quedó con un palmo de narices. Los resultados muestran que ocho de cada diez mexicanos no fue a votar (82 por ciento de abstencionismo), y que nueve de cada diez que se molestaron en hacerlo votó a favor de la continuidad de AMLO (91 por ciento). Es decir, la oposición dejó plantado al presidente y su referéndum (y por buenas razones además: no tenían nada que ganar de ello).
  4. Volvieron a manifestarse claras señales de oposición al oficialismo en la Ciudad de México (CDMX).  La revocación tuvo una participación baja en CDMX, apenas por encima del promedio nacional (19 y 17 por ciento respectivamente). El dato más revelador, sin embargo, es que la ciudad tuvo uno de los registros más altos a favor de remover al presidente con 10 por ciento, tan sólo por abajo de Nuevo Léon (16), Jalisco (11), y Aguascalientes (11). Considérese que en el estado natal del presidente, Tabasco, esta cifra fue de sólo el 2 por ciento. Tómese en cuenta también que fue en la CDMX donde la carrera política de AMLO despegó como Jefe de Gobierno (2000-2005), y es ahí donde gobierna actualmente su ahijada política y candidata presidencial in pectore al 2024, Claudia Sheinbaum.
  5. Como mecanismo de remoción del ejecutivo y de “democracia directa”, esta revocación fue un fracaso.  La consulta se demostró fácilmente susceptible de retirarle recursos financieros por parte del ejecutivo. En efecto, aunque la ley señala que la revocación debe contar con el mismo número de casillas y funcionarios electorales que una elección federal regular, AMLO decidió recortar el presupuesto del Instituto Nacional Electoral (INE) para organizar la revocación bajo el argumento de la austeridad. El resultado fue que sólo se instalaron una tercera parte de las casillas en el país. ¿Qué hubiese sucedido si la consulta realmente respondiera a una demanda ciudadana? AMLO lo dejó muy claro: bastaría con ahorcar financieramente al INE para deslegitimar la consulta o de plano impedirla.
  6. Las autoridades electorales detectaron 25 por ciento de firmas falsificadas para solicitar la revocación.  Se recogieron 11.1 millones de firmas de ciudadanos supuestamente inscritos en la lista nominal que solicitaban llevar a cabo la consulta. De acuerdo al INE, una de cada cuatro de estas firmas son falsas, lo que supone una grave falta a las reglas democráticas y sugiere una operación organizada para recolectarlas que no responde a una demanda ciudadana genuina y espontánea.
  7. Gobierno y oposición pueden capitalizar el referéndum revocatorio.  Como ensayo general a las presidenciales de 2024, la consulta le sirve al gobierno para flexionar músculos y aceitar la maquinaria clientelar. Para la oposición, la consulta ofreció una rara oportunidad de recopilar valiosos datos y echar un vistazo a los flancos débiles de MORENA.

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Alejandro Garcia Magos

Alejandro García Magos

Lecturer, University of Toronto
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